Después de años en los que las comedias parecían relegadas frente a los dramas de alto presupuesto y las franquicias superheróicas, una vieja conocida vuelve al centro de la escena: la comedia de entorno laboral. Sí, estamos viviendo una nueva ola de historias que hacen del trabajo un espectáculo ridículo, humano y profundamente reconocible.
¿Las señales? Por un lado, The Paper, una suerte de continuación espiritual de The Office, que retoma la sátira de oficina en plena era del clickbait y el caos mediático. Por otro, el fenómeno Tires, con Shane Gillis liderando una comedia incómoda ambientada en un taller de neumáticos. Todo esto ocurre en paralelo al desarrollo de nuevos proyectos dentro del mismo género y al revival cultural de títulos como Superstore y Mythic Quest.
La idea es clara: el lugar de trabajo sigue siendo el laboratorio perfecto para el humor. Ya sea una oficina, un taller, una comisaría o un local de electrónica, el absurdo de la vida laboral vuelve a conquistar la pantalla. Y este fenómeno no es nuevo: es parte de una tradición que vale la pena repasar.
Línea de tiempo inversa: las comedias laborales que definieron una era
Tires (2024)
Producida por Netflix y protagonizada por Shane Gillis, es la punta de lanza de este nuevo ciclo. Áspera, cruda, directa, sin buscar empatía fácil. En lugar de una gran empresa o una agencia sofisticada, Tires se sitúa en un pequeño taller familiar, demostrando que el conflicto laboral más jugoso surge de la mediocridad cotidiana.
The Paper (2024)
Esta serie retoma el tono y la estructura de The Office, pero traslada el caos a una redacción en crisis. Medios digitales, egos editoriales, trabajadores precarizados y jefes desconectados: todo se vuelve material cómico cuando la presión por producir titulares reemplaza a cualquier noción de ética o sentido común.
Superstore (2015–2021)
Una joya subestimada. Ambientada en un hipermercado, con empleados atrapados en turnos eternos y conflictos absurdos con gerentes incapaces. Fue la primera en captar cómo el trabajo contemporáneo pasó de “lugar de realización” a “zona de supervivencia”, todo sin perder el humor ni la ternura.
Brooklyn Nine-Nine (2013–2021)
Un clásico inmediato. Policías en clave de comedia, donde el trabajo nunca deja de ser ridículo. Más allá del caso de la semana, lo que importa es la dinámica entre personajes: egos, envidias, incompetencias y momentos de humanidad pura.
Parks and Recreation (2009–2015)
Una de las más queridas. La historia de una oficina pública en Indiana y su burocracia disparatada. Amy Poehler como Leslie Knope encarna al empleado apasionado en un sistema que lo frustra a cada paso. Humor político, absurdo administrativo y una visión entrañable de la amistad laboral.
Community (2009–2015)
Aunque situada en una universidad comunitaria, Community funciona como una comedia laboral encubierta. El grupo de estudio reemplaza a cualquier equipo de oficina: están los vagos, los intensos, los raros, los autoritarios. El lugar de trabajo es, simplemente, un pretexto.
The Office (2005–2013, más el revival en desarrollo)
El punto de inflexión. El modelo de comedia laboral moderna. Cámara en mano, silencios incómodos, jefes ineficientes y empleados resignados. La versión estadounidense marcó un antes y un después: reírse de lo cotidiano, del vacío laboral, de las metas absurdas y las relaciones forzadas.
It’s Always Sunny in Philadelphia (2005–presente)
Una comedia laboral sobre gente que no quiere trabajar. Cinco personajes que manejan un bar y pasan más tiempo arruinando sus vidas que sirviendo tragos. Un ejemplo de cómo el trabajo también puede ser excusa para explorar la degeneración social en su máximo esplendor.
Office Space (1999)
Una de las películas más citadas del género. Dirigida por Mike Judge, es una sátira sobre la cultura corporativa noventosa: jefes inútiles, tareas sin sentido, cubículos grises y empleados al borde del colapso. Un espejo del absurdo contemporáneo que sigue vigente.
Clerks (1994)
La joya indie de Kevin Smith. Dos empleados de un videoclub y una tienda de conveniencia, hablando de Star Wars, odiando a los clientes y tratando de sobrevivir al turno de trabajo. Sencilla, sucia, brillante. Definió una generación.
¿Por qué vuelve este género?
Porque el trabajo sigue siendo trampa, drama, rutina… y también comedia. En una época donde muchos se sienten atrapados en empleos sin futuro, las comedias laborales ofrecen algo valioso: la posibilidad de reírnos de lo que nos cuesta soportar.
Ya sea un taller, una redacción, un supermercado o una oficina gubernamental, estas series y películas nos recuerdan que detrás del “puesto” hay personas. Y que esas personas son un desastre. Como nosotros.
¿Querés más análisis como este? Te espero en mi sitio web, donde publico artículos sobre storytelling, estructura narrativa y cine.
Podés seguirme en Twitch para charlas en vivo sobre series y películas, o sumarte a Instagram y TikTok para recibir contenido nuevo todos los días.