Kevin Feige, presidente de Marvel Studios, lo dijo sin rodeos: los Vengadores tal como los conocíamos están llegando a su fin. Y aunque el legado sigue, los rostros y las dinámicas del Universo Cinematográfico de Marvel (MCU) cambiarán radicalmente. Iron Man, Capitán América y otros íconos que definieron una era del cine de superhéroes serán eventualmente recasteados. No es un reinicio abrupto ni una traición a los fans, sino una evolución narrativa que busca cerrar un ciclo y abrir otro.
Pero más allá de las declaraciones, hay una estructura narrativa que ya se está perfilando con claridad: Marvel no solo está preparando el terreno para nuevos héroes, sino también para una nueva realidad. Una que permita ordenar el caos multiversal, resetear lo que haga falta y conservar lo que sigue funcionando. El modelo, una vez más, viene de los cómics: Battleworld.
¿Qué es Battleworld y por qué importa?
En los cómics, Battleworld surge como resultado de un colapso multiversal. Distintas realidades se fusionan en un solo mundo creado artificialmente por el Doctor Doom, quien, en un giro de poder absoluto, se autoproclama dios y reescribe las reglas del universo a su antojo. Cada zona de Battleworld refleja fragmentos de universos alternativos, permitiendo que personajes de distintas versiones —buenos, malos, variantes, zombis, robots, etc.— convivan en el mismo plano.
Cuando Doom es derrotado, la responsabilidad de reconstruir el universo cae en manos de personajes más equilibrados. En esa reconstrucción, se eliminan las incoherencias y se conserva lo que narrativamente vale la pena. Es un cierre con lógica y una apertura con visión.
¿Cómo aplica eso al cine?
Si Marvel adapta esta idea —como ya se rumorea fuertemente para Avengers: Secret Wars y otras entregas futuras—, podría usar el multiverso como excusa argumental para limpiar la mesa: incorporar nuevas versiones de personajes clásicos (nuevos actores para Iron Man, Cap, etc.), dar un cierre elegante a líneas narrativas sueltas y, al mismo tiempo, conservar variantes o elementos exitosos de franquicias anteriores (como Deadpool, Loki, o incluso Spider-Man).
Este tipo de reset suave no es nuevo en la industria: X-Men: Days of Future Past ya lo hizo, Star Trek lo aprovechó en 2009, y The Flash intentó algo parecido con resultados más tibios. Lo interesante del enfoque Marvel es que puede incorporar el caos como parte del drama. El fin del multiverso no sería un borrón caprichoso, sino una consecuencia emocionalmente lógica: los personajes quieren paz, orden, sentido.
Una idea potente en un momento clave
Marvel llega a este punto con señales de desgaste. Fases recientes del MCU han sido acusadas de sobreproducidas, desordenadas y emocionalmente desconectadas. Battleworld puede ser el marco ideal para corregir el rumbo sin traicionar la lógica interna del universo. Permite elegir qué personajes siguen, cuáles se reinventan y qué nuevas historias se pueden contar.
Además, funciona como una metáfora poderosa: después de años de expansión desmedida, hay que volver a construir. No desde cero, sino desde lo que realmente importa.
El futuro es un nuevo punto de partida
Todo indica que Marvel no planea simplemente “volver a empezar”. Lo que se viene es más parecido a una cirugía que a una demolición. Una oportunidad para reordenar el caos, ajustar el tono y reencender el entusiasmo. Kevin Feige lo dejó claro: los cambios llegan. Pero si el plan incluye un final épico y una reconstrucción inteligente, no hay nada que temer.
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